En un mes de noviembre, hace 119 años, nació Clotario Leopoldo Blest Riffo. Un hombre más conocido por haber sido un connotado dirigente sindical, y por haber sido el impulsor de la creación de diversas organizaciones, como la Agrupación Nacional de Empleados Fiscales (ANEF).

Fue un 17 de noviembre en Santiago de Chile cuando Clotario Blest nació. Inició sus estudios en una escuela pública para luego ingresar al Seminario Pontificio de Santiago. Pese a haber tenido como mentores a los sacerdotes Fernando Vives Solar y José María Caro, Clotario decidió no inclinarse por la vida religiosa.

Debido a las dificultades económicas familiares, Blest optó por no ingresar a la universidad y comenzó a trabajar. No obstante, conoció a Luis Emilio Recabarren, asistió a sus charlas y se identificó en gran parte con su pensamiento e ideología. 

Clotario se inició como trabajador público en la Tesorería de la República. Mientras se desempeñaba en dicho lugar se dedicó a estudiar química, filosofía y derecho.

En el año 1920 inició sus acciones sociales participando en una organización que proponía una legislación a favor de los trabajadores y trabajadoras, principalmente por medio de la creación de sindicatos.

Militó en el Partido Popular -también ligado al cristianismo- y en el periódico de éste, comenzó a escribir sus primeros artículos. Sin embargo, se desligó de él por un conflicto que tuvo al querer nombrar una capilla «Jesús Obrero», a lo que todos se negaron.

Posteriormente, se adhirió a la Unión de Centros de la Juventud Católica, en la cual fue elegido presidente. Dicho organismo estaba orientado a reunir a los obreros jóvenes que estuvieran interesados en aprender y debatir sobre contingencia y cristianismo.

En el año 1928, Clotario fundó el grupo «Germen». Éste buscaba difundir principios cristianos hacia los sectores más conservadores de la iglesia. Años después se disolvieron con el fin de buscar nuevos horizontes.

Luego, en el año 1934 fue nombrado tesorero comunal de San Antonio, ciudad en la que formó una sociedad protectora de animales y también una escuela para obreros. Al volver a Santiago creó la Asociación Deportiva de Instituciones Públicas (ADIP), y posterior a ello formó parte de los creadores de la ANEF.

Mientras trabajaba para la ANEF, Blest continuó luchando por la unidad de los trabajadores del país. Es con ello que nace la Confederación de Trabajadores de Chile (CTCH), la que se disolvió por diferencias entre sus integrantes. Aproximadamente doce años más tarde, una concentración de unos 50 mil trabajadores en la Plaza Bulnes, fue el primer paso para la creación de la Central Única de Trabajadores (CUT).

Durante los años ‘50 se internacionalizó. Participó en el Comité Nacional de Partidarios de la Paz en Chile. Y tras la caída del dictador Fulgencio Batista en Cuba, presidió el Movimiento Nacional de Solidaridad y Defensa de la Revolución Cubana.

En el año 1960, Clotario formó el Movimiento de Fuerza Revolucionario (MFR), que buscaba reunir a los grupos insurrectos del país. En medio de una manifestación contra el bloqueo estadounidense a Cuba, Clotario fue detenido y encarcelado. Luego de esto, participó en la fundación del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR).

En los años ‘70, Clotario se unió a una fundación llamada «Comité de los Sin Casa», un movimiento de pobladores que realizaba tomas de terreno junto a miembros que no poseían vivienda.

Con respecto al gobierno de la Unidad Popular (UP), Blest se mantuvo ajeno a muchas de las propuestas planteadas por ellos. Sin embargo, coincidió con algunas de ellas, como la renacionalización del cobre.

En el inicio del golpe militar de 1973, Clotario se dirigió al Palacio de la Moneda para brindarle su apoyo al entonces presidente Salvador Allende, no obstante, fue obligado a devolverse por una patrulla de Carabineros. Al ver todo lo que ocurría en Chile, Blest reformó el Comité de Defensa de Derechos Humanos (CODEH) y lo unió al Comité de Defensa de Derechos Sindicales (CODES). 

Ayudó a muchos perseguidos políticos, incluso refugiándolos en su propia casa. También los auxilió encontrando asilo para ellos en diferentes embajadas.

En sus últimos años se mantuvo acompañados por dos jóvenes que lo ayudaban en sus tareas diarias y sus mascotas. Debido a su situación económica y de salud, solicitó ser trasladado al Convento de los Franciscanos. Una de sus últimas actividades fue la visita a los presos políticos de la Cárcel Pública de Santiago. 

Finalmente, Clotario Blest falleció un 31 de mayo del año 1990. Dejó un gran legado para la posteridad de los trabajadores. Su vida entera estuvo marcada por su férrea defensa de los derechos humanos, y de los marginados y explotados.